"Nadie puede escribir su autobiografía por adelantado."
Abraham J. Heschel (1907-1972) Rabino polaco
¿Cuántos adjetivos puedes agregar luego de la palabra “soy”?
Y según tu propia visión de cómo eres… ¿Cómo eres?
«Conócete a tí mismo» dijo Sócrates en todo el esplendor de su sabiduría. Me pregunto si el filósofo se refería a quién creo que soy, o si se refería a lo que los otros creen que soy. O lo que creo que los otros creen que soy. O todo junto. (recomiendo leer esta oración varias veces).
Y no es necesariamente una cosa u otra. Quién soy puede ser una síntesis entre quien creo que soy, cómo me ven los otros y cómo creo que me ven los otros. Sin embargo, el punto más importante aquí es que “quién soy” no es un concepto fijo, estático y definido por un sólo observador y juez en un único momento en el tiempo, sino una expresión dinámica de una identidad en constante proceso de cambio.
Muchos problemas y gran cantidad de sufrimiento surgen de morar en una idea fija de quiénes somos. Ya sea porque creemos que somos de cierta manera, o porque somos de cierta manera porque asimilamos lo que otros dicen (o esperan) de nosotros, se genera una tensión entre una idea inamovible sobre nuestra identidad y la realidad del cambio y evolución personal. Poder vernos, apreciarnos con flexibilidad y curiosidad nos permite disolver esa dureza de un “yo” fijo, rígido, inamovible. La libertad que se da cuando se deja ir esa imagen estática de nuestra identidad es profunda y palpable.
“Conócete a tí mismo” debería ser entonces un concepto dinámico, en permanente observación y cambio. De no ser así, puede ocurrir como escribió André Gide en “Autumn Leaves”: «Una oruga que sólo busca conocerse a sí misma como oruga nunca se convertirá en mariposa». La oruga, si puede verse como oruga y a la vez no fijar su identidad de oruga, tiene una observación dinámica de su propia identidad y de esa manera crea el espacio para desarrollar hermosas alas y volar de flor en flor. De otra manera, la oruga fijará su imagen de sí misma como oruga y de esa manera será siempre oruga… o se convertirá en mariposa aún creyendo que es oruga.
Ya sea entonces que la imagen rígida que tenemos sobre quienes somos (propia o adoptada) no nos permite cambiar, o que cambiamos de todas formas pero no lo podemos apreciar, en ambos casos se crea una separación, una tensión que suele generar dificultad y sufrimiento.
Una manera de abordar esta situación de rigidez es utilizar palabras que suavicen, flexibilicen el concepto del ser. Prueba decir (y decirte) “quizá soy…”, “usualmente soy…”, “creo que soy…” o “en este momento soy…” y observa qué ocurre en tí y en los demás.
Mantente alerta, flexible y con curiosidad sobre quién eres. Una oruga. O una mariposa. O ambas.
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