"Eleva tus palabras, no la voz. Es la lluvia la que hace crecer las flores, no el trueno."
Rumi (1207-1273) poeta místico y erudito religioso sufí
«Mucho ruido y pocas nueces» decía mi abuelo. «Mucho trueno y poca lluvia» parece decir Rumi. Las flores, mirando cómo el cielo se ilumina de fugaces destellos, esperan que del firmamento caiga en algún momento una gota de sensatez, de respeto, de humanidad, de amor.
Vivimos en una época de truenos. Cuando el contenido del mensaje no tiene sostén bajo sus alas para elevarse, lo que ocurre es que lo que se eleva es la voz. «Más fuerte, más veces» parece ser la fórmula para lograr captar la atención de una humanidad sobreexpuesta al ruido. En ocasiones parece una competencia de quién es el que grita más fuerte. Una competencia sin demasiado sentido porque para cuando se devela el supuesto ganador, ya estamos todos aturdidos.
Es importante entonces saber distinguir la lluvia del trueno. Existe una diferencia básica: una nutre, el otro no es más que ruido. El problema es que no siempre nos damos cuenta de la diferencia, y en la era de la feroz búsqueda por captar nuestra atención, todo eleva su voz para posicionarse por sobre el resto en ese instante de nuestra consciencia. El estruendo es ensordecedor. De calidad a veces dudosa, ya sea por volumen o repetición (o ambos) el mensaje se impone en ocasiones más allá de nuestro real interés de recibirlo.
¿Qué hacer? Lo primero, como siempre, es observarse a uno mismo. ¿Elevas tus palabras o tu voz? Cuando te comunicas verbalmente, en redes sociales, en tus gestos y acciones, ¿eres en general lluvia o trueno? Con seguridad a veces eres una, a veces el otro… pero ¿cuál es tu balance?
Luego observa a tu alrededor, y toma nota sobre aquellas cosas a las que sueles exponerte. Por alguna razón y sin necesidad aparente, en ocasiones elegimos conectar con lo ruidoso, lo agresivo, lo manipulador. Muchas veces esto ocurre lo queramos o no. ¿Qué hacer? ¿Elegir no exponerse? ¿Dejar de prestar atención? Creo que es una combinación de ambos. La higiene del ámbito de atención es tan importante como lavarse los dientes. Sin embargo, no podemos aislarnos por completo. Somos en general seres sociales, y de hecho nos interesa vincularnos y mantenernos informados. Aprende entonces a elegir (siempre que puedas) aquello a lo que te expones. Busca momento a momento nutrirte de la lluvia, y que el resto no sea más que un sonido de fondo, por fuerte que truene.
Sozan
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