"Estoy tan orgulloso de las cosas que no hemos hecho como de las cosas que he hecho."
Steve Jobs (1955-2011) empresario informático
Queremos ser positivos. Queremos agradar. Nos molesta el conflicto. Estamos en ocasiones distraídos. Nos abruma el temor o la inseguridad… o simplemente, a veces, porque sí.
Sí. Quizá estas dos letras encierran uno de los tesoros más preciados de nuestra existencia. Cuando decimos «sí» estamos damos al mundo nuestra disponibilidad, tiempo y esfuerzo. En cada “si” en mayor o menor medida, nos comprometemos.
La conclusión pareciera ser clara: Elige bien tus «sí», porque en cada afirmación inviertes una porción de tu ser.
Algo a reflexionar entonces es sobre la diferencia que se da entre el «sí» como reacción, y el «sí» como respuesta. Cuando el «sí» es una reacción que no proviene de la pausa y la reflexión -o que surge de la inseguridad o desconexión- es muy común que tengamos que enfrentar las consecuencias de un compromiso que va más allá de nuestro real interés, disposición o capacidad. Cuando, por otro lado, la afirmación deviene del tomar contacto real con sus consecuencias, tus capacidades e interés, el «sí» como respuesta (y no como reacción) transforma positivamente todo lo que toca. Comenzando por ti.
Y no olvidemos el “no”. Por supuesto, elegir el «no» es usualmente más difícil y conlleva mayor energía resoluta, pero decir «sí» probablemente encierra un caudal de esfuerzo aún mayor en el futuro. Es por eso que es tan valioso.
El «sí» es un recurso limitado, y cada vez que lo utilizas en ti o en los demás inviertes compromiso, tiempo y esfuerzo que tienes disponible… o que quizá en realidad no. Como con el dinero, es posible endeudarse, en ocasiones utilizando más «sí» que los que realmente dispones. La consecuencia de esta deuda suele ser compleja y desgastante tanto en energía como en relación. Es conveniente entonces no decir «sí» en el acto, como reacción, sin antes haber revisado tu saldo.
En ocasiones, al decir «no» estamos diciendo que «sí». Sí a respetar nuestro tiempo y el de los demás. Sí a poder afrontar los compromisos con energía y entusiasmo. Sí a cuidar el espacio propio y de quienes nos rodean. Un no que es sí.
Afirmar es extremadamente valioso y limitado. Atesóralo y utilízalo con sabiduría y generosidad. Si, tu bienestar y el de los demás depende de ello.
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