SER LA MONTAÑA.

por Sozan

"Nada es más precioso que estar en el momento presente. Totalmente vivo, totalmente consciente."

Thich Nhat Hanh (1926-2022) monje zen, escritor y activista por la paz vietnamita.

Li Bai, conocido también como Li Po, fue un escritor chino considerado el mayor poeta romántico de la dinastía Tang. En uno de sus escritos, el poeta se funde con su entorno y escribe «Nos sentamos juntos la montaña y yo, hasta que sólo queda la montaña».

Esta hermosa frase poética de Li Bai es conmovedora. La montaña y tú, sentados juntos, hasta que no hay ni tú, ni montaña. Dicho de otra manera, sentados juntos hasta que tú eres la montaña, y la montaña se convierte en ti. En la actividad de realmente conectar con tu entorno, con lo que sucede aquí y en este momento, se disuelve toda diferencia y desaparecen todos los límites. Ya no es posible saber dónde terminas tú, y dónde comienza la montaña.

¿Qué puede ocurrir si en aquellas actividades cotidianas y habituales, o en las que son únicas e intensas, te absorbes en la acción de tal manera que desaparece la separación entre tú y la acción? ¿Si puedes estar completamente presente en lo que haces, poniendo el cien por ciento de tu foco e intención en la actividad en la que estás envuelto en ese instante?

Un joven se presentó ante el maestro Zen y le preguntó: «¿Qué es lo que haces en tu vida cotidiana para alcanzar la sabiduría?” «Es muy simple», contestó el maestro, «cuando como, como; y cuando duermo, duermo».

Comer cuando se come y dormir cuando se duerme es de hecho un hábito que se puede adquirir de manera intencional. La atención plena en aquello que nos ocupa en el momento presente, que nos convierte en «uno» con aquello que realizamos, que nos transforma en la montaña, es algo que con guía y práctica es posible de lograr.

Y lo hacemos comenzando por pequeñas cosas. Lavando los platos luego de comer, a la vez estando presentes. Lavando los platos cuando lavas los platos. También al cepillarse los dientes, pensando, atendiendo, uniéndose completamente con el acto de lavarse los dientes… tú, el cepillo, los dientes: uno. Luego, se pueden ir intentando algunas acciones más osadas, como por ejemplo estar cien por ciento presentes cuando escuchamos a alguien. No solamente estar presentes, sino estar presentes y atentos, presentes y realmente comprometidos. Presentes, y presentes.

Hay algo profundamente transformador en el hacer una cosa a la vez, incluso cuando haces muchas cosas a la vez, fundiéndose en aquello que es realizado. En paz, en armonía, en silencio. Tú y la montaña, juntos… hasta que sólo queda la montaña.

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