"Cada momento de tu vida es infinitamente creativo y el universo es infinitamente abundante."
Mahatma Gandhi (1869-1948) pacifista, político y pensador indio.
En ocasiones anteriores he reflexionado sobre la relación que existe entre estar (o sentirse) feliz y ser feliz, y de la importancia de comprender la diferencia. Estar feliz es una condición efímera que depende de circunstancias del momento, y ser feliz es un estado de profundo bienestar que se mantiene en el tiempo. Podemos ser felices y a su vez estar felices por algo que ocurrió hoy, pero también podemos ser felices y estar tristes o desanimados.
He mantenido muchas conversaciones con respecto a este tema, ya que aunque la diferencia de “ser” y “estar” suele ser fácilmente comprensible desde la lógica, poder llevarlo a la realidad concreta de nuestra vida no pareciera ser tan fácil, ni el camino para lograrlo tan claro.
Quizá una de las premisas más importantes para comprender la diferencia entre estar y ser feliz parte de poder establecer con mayor claridad el origen de cada estado. Si podemos entender qué es lo que nos hace estar felices y por otro lado qué nos lleva a ser felices, es posible dar un importante paso hacia el verdadero y profundo bienestar.
Estar o sentirse feliz es un estado de ánimo que suele surgir en relación a factores externos o internos del momento. Quizá estés feliz al leer estas líneas, o porque recibiste una buena noticia, o porque es fin de semana. Muchas son las razones por las que podemos estar felices. Ser feliz, en cambio, poco tiene que ver con las circunstancias actuales que son impredecibles y temporales, y en su lugar está profundamente relacionado con la búsqueda de sentido en nuestra vida. Cuando logramos encontrarle sentido a lo que hacemos, a quiénes somos y la manera en que vivimos, algo cambia en nosotros de manera radical. El más profundo bienestar y la posibilidad de ser feliz surge y se relaciona directamente con hallarle sentido a nuestra existencia.
Diariamente hacemos muchas cosas buscando estar felices, porque el placer de la felicidad es un deseo profundo del ser humano. Qué hacemos y cómo lo hacemos nos puede dar como resultado el estar felices. Sin embargo, cuando no sólo observamos qué y cómo sino que también podemos comprender por qué lo hacemos, y cuando esta razón se alinea con nuestros valores, entonces podemos ingresar al plano del sentido en la vida. Al plano del ser feliz.
¿Qué le da entonces sentido a tu vida? ¿Por qué eres quién eres? La respuesta a estas preguntas no necesariamente proviene de la interacción con factores externos, sino de una profunda exploración de lo que es más importante para cada uno de nosotros en relación al mundo que nos rodea… y el sentido de la vida se hace manifiesto cuando en esa exploración descubrimos que pertenecemos a algo más grande que nosotros mismos, y que servimos a una causa que va más allá de las ideas limitadas de nuestro propio ego. Un camino que nos lleva al verdadero significado de la maravillosa hazaña de estar vivos.
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