"Es el cambio, el cambio continuo, el cambio inevitable, el factor dominante de la sociedad actual."
Isaac Asimov (1920-1992) escritor y profesor de bioquímica.
Somos agentes de cambio. Buscamos transformar aquello que queremos -o no- cambiar en nuestro entorno para que las cosas sean de otra manera. Intentamos una y otra vez para que se adapten a nuestras necesidades, valores, conveniencia o un sin fin de razones por las que intentamos cambiar algo. Hemos llegado a niveles impensados en nuestra capacidad de transformación del mundo que nos rodea… para bien o para mal.
Nuestra capacidad de cambiar las cosas es inmensa, pero no infinita. Las cosas no siempre cambian, y si lo hacen, muchas veces el resultado no es el que queremos. Invertimos tiempo y esfuerzo, y nos damos cuenta que todo se mantiene estoico, igual. Esto suele ser muy frustrante, y en ocasiones nos puede llevar incluso a la desesperación. Algunas cosas simplemente no cambian porque no es el momento, porque no es posible o porque quizá nosotros no somos quienes podemos transformarlas.
¿Qué podemos hacer entonces cuando no podemos cambiar algo? Cuando esto ocurre, lo que se abre es una oportunidad a que cambiemos nosotros. Cuando no podemos cambiar lo de afuera, lo que queda es cambiar lo de adentro. En más ocasiones que en menos, cuando lo de adentro cambia, nuestra relación con lo de afuera termina transformándose también.
Solemos creer que tenemos más control sobre el cambio del que realmente tenemos… Si es que de hecho tenemos algo de control, de lo que no estoy seguro. En todo ese esfuerzo por cambiar las cosas a nuestro alrededor nos olvidamos (o quizá nunca lo supimos) que el cambio sobre el que sí tenemos cierta injerencia es el cambio interno, nuestra transformación como seres humanos. A veces lo que necesitamos es intentar una y otra vez infructuosamente cambiar lo que no podemos cambiar para darnos cuenta de ello.
Queremos que las cosas sean de determinada manera. Queremos esto y no aquello. Queremos que la vida sea menos compleja, sufrir menos, reír más. Pensamos que si seguimos cambiando las cosas allí fuera, todo será mejor. Y puede ser cierto, puede que algo allí afuera cambie y por un instante de logro seamos felices. Pero muchas cosas se empecinan en no cambiar por más que lo intentemos, y lo que queda es la maravillosa oportunidad de que el que cambie seamos nosotros.
Cambia lo de dentro cuando no puedas cambiar lo de afuera… y cuando tú cambias, de alguna manera, todo cambia.
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