"El compromiso es lo que convierte una promesa en realidad."
Abraham Lincoln (1809-1865) Presidente norteamericano
En general vivimos vidas ocupadas y con muchas obligaciones. Tantas que en ocasiones vamos de una cosa a la otra sin prestar demasiada atención a lo que estamos haciendo en cada momento, y sin concentrarnos por completo en la actividad presente. Esto me lleva a pensar en un viejo “Koan”, una de esas historias que utilizamos en el Zen para enseñar:
Caso nº 8 del Joshu Roku (Los dichos grabados del maestro Zen Joshu)
Cuando Nansen volvió de las termas, vio al monje encargado del baño atizando el fuego. Nansen preguntó: «¿Qué estás haciendo?».
El monje respondió: «Estoy calentando el agua del baño».
Nansen dijo: «No olvides invitar al búfalo de agua a bañarse».
El monje dijo: «¡Hai!»
El monje dijo ¡Hai!. ¡Hai! Significa ¡Sí!, una expresión que nace de lo más profundo de nuestro ser, del hara, del bajo vientre. Del mismo lugar de donde surge la poderosa voz de un cantante lírico en la ópera.
Cuando el monje dice ¡Hai!, no queda duda de su total compromiso. No hay nada más importante en ese momento que invitar al búfalo de agua a bañarse. No queda espacio para la duda, lo superficial, lo trivial, nada excepto invitar al búfalo de agua.
Solemos decir “si” a muchas cosas, y en ocasiones lo hacemos sin detenernos a pensar si existe en nosotros la determinación y la energía para llevarlas a cabo. Cuando decimos “si”, esas dos letras que nos llevan a la acción y que nos comprometen, en demasiadas ocasiones lo hacemos casi por inercia. Inmersos en una vida llena de responsabilidades nos encontramos muchas veces tan fragmentados que cada cosa recibe algo de nuestra energía, pero pocas (si es que alguna) la recibe por completo. Y por alguna extraña razón, seguimos agregando más y más cosas…
Decir ¡Hai! por lo tanto no es lo mismo que simplemente aceptar algo o decidir ponerse en acción. Es proponerse poner toda la energía en lo que estamos realizando, sin importar si es pequeño o grande, importante o simple. ¿Lavar los platos de la cena? ¡Hai! ¿Ayudar a los niños con la tarea? ¡Hai! ¿Tener una conversación difícil con alguien en el trabajo? ¡Hai! ¿Invitar al búfalo de agua a bañarse? ¡Hai!
Sin dudas, sin titubeos, sin distraernos, nos entregamos por completo a la acción del momento presente.
¡Hai!
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