"La atención es un recurso limitado, por lo que presta atención a lo que prestas atención."
Howard Rheingold (1947 -) ensayista estadounidense.
La atención se ha convertido en uno de los bienes más preciados. Quizá no sea algo en lo que pienses usualmente, pero si te detienes a observar verás que todo a tu alrededor COMPITE POR TU ATENCIÓN.
Existe un refrán que dice «quien no llora, no mama» y «es la rueda que rechina la que recibe el aceite». Cada vez son más y más cosas las que lloran y rechinan a nuestro alrededor en la sociedad sobre-estimulada de información en la vivimos. Lo hacen con fuerza y sin detenerse, y en ocasiones con presupuestos millonarios invertidos en captar ese preciado momento de tu consciencia.
La incapacidad de sostener la atención, o dicho de otra manera, la escasez de foco, es uno de los problemas más importantes de nuestra era actual. Lo vemos regularmente en los más jóvenes en la manera en que interactúan con su entorno en segmentos de atención más y más cortos. Un like, un tick-tock, un post. Todo en el contexto de 45 segundos. Seamos jóvenes o no, es un tema que probablemente de alguna manera u otra nos es familiar a todos.
No son solo factores externos los que fragmentan nuestra capacidad de estar realmente presentes por más de diez segundos continuos en aquello frente a nuestras narices. Nuestros pensamientos también quieren ser parte de la acción, y la mente se divide entre el foco en el momento presente, aquello que ya ha sido en el pasado y lo que imaginamos vendrá en el futuro. Una batalla campal en el terreno de lo temporal.
El tiempo y la atención, como el dinero, son recursos limitados. Prestar atención a lo que le prestas atención es fundamental para mantener el balance en la cuenta corriente de tu estabilidad física y emocional. De la misma manera que cotidianamente decides cómo invertir tus ingresos, deberías intencionalmente determinar qué será aquello que merece tu presencia activa. El punto principal es volver a tomar contacto con el hecho de que somos los propietarios de nuestro caudal de atención. Siempre es bueno retornar a ser tú quien la administra, en lugar de dejarla descuidada y expuesta al próximo hábil carterista que sin darnos cuenta meterá la mano en nuestro bolso para despojarnos de segundos de valioso foco.
La atención, como muchas otras cosas de la conducta, es algo en lo que se puede trabajar para profundizar y mejorar de manera intencional. Puedes hacerlo internamente mediante técnicas de meditación, respiración y atención plena, y de manera externa al por ejemplo proponerte no revisar los correos cada cinco minutos, desactivar los avisos innecesarios en los teléfonos/tablets/relojes (me distraigo de sólo escribirlo). Intenta de esta manera hacer una cosa a la vez, prestando indivisa atención a aquello frente a ti.
Pero también es importante saber «dejar ir» la atención en ciertos momentos para de esa manera poder relajarnos y recuperarnos. Se trata en este caso de liberar el foco de la atención hacia un campo mayor e indeterminado, que no es lo mismo que fragmentar la atención. Simplemente soltar y, en esa pausa, regenerar la energía.
Inviertes dinero para ganar dinero. Invierte tu atención para generar la riqueza que es producto de estar enfocados… aquí… presentes. Nada más importa en este momento que aquello que más importa en este momento y que tienes frente a ti.
Comparte este texto por WhatsApp
SUSCRIBETE A CAMINOS DE TRANSFORMACION
Tus datos están seguros. No serán compartidos con nadie fuera de nuestra organización.